jueves, 17 de abril de 2014

Soliloquio a mi madre

Recuerdo desde mi niñez que ella era una prieta hermosa...una Diosa de Ebano...mi papá siempre le llamaba "la negra," pero lo hacía con orgullo y respeto. No era un epíteto degradante, sino que lo hacía para gritarle al mundo, que "la negra" era suya y de nadie más.

Y así lo fue...y ella fue la muestra de pundonor claro y profundo. Aquella que aún en las vicisitudes de la traición, se irguió con valentía y respeto a sí misma y a sus hijos y se mantuvo incólume, fiel y respetable al hombre que tanto quiso y concentró sus energías, dedicación y empeño a sus hijos...fruto del amor que la engañó y defraudó, pero al cual ella, aún en la soledad de la traición de la que fue víctima, siguió esperando..perdonó y al paso de los años. ..tuvo la dicha de abrirle sus brazos y él expiró en ellos.

Y en el recuerdo de ese amor, le guardó un rígido luto que sólo la insistencia de sus hijos pudieron convencerla para que se lo quitase...y el luto físico desapareció, pero no así el luto interno que siempre mantuvo, recordando a aquel a quien tanto amó y en ese proceso y a pesar de los nietos que llegaron a su vida, se fue internando en un ostracismo exclusivo que con el correr del tiempo se convirtió en la malvada enfermedad del Alzheimer que padece hoy...

Pero retomando el pasado, siempre la recuerdo con su "majestad negra,"...la recuerdo como cuando él en ocasiones le decía que ella se creía ser la artista mejicana---Eusebia Cosme---pero cuando supe quien era esa artista, me convencí que mi mamá era 40 veces más linda que aquella. (Posiblemente mi Papá nunca vio quien era Eusebia Cosme---y sólo escuchó de ella en las radionovelas de entonces.)

Mi mamá siempre vivió orgullosa de sus hijos y cuando despunté profesionalmente, siempre estuvo orgullosa de mis logros. Recuerdo que en la ocasión que le consulté sobre la alternativa de cambiar de empleo profesional...ella me expuso sus inquietudes y aunque se convenció con mis argumentos positivos...siempre consideró que mi empleo anterior era mejor y más importante...pero respetó y aceptó mi decisión. Recuerdo también cuando entre al servicio militar y salí del País en la época de aquella incruenta y rechazada guerra del lejano ...Nam...y posteriormente ella decía que conoció el mundo (los sitios y lugares que yo visité o en los que estuve y que se los detallaba...paso por paso en las cartas que le enviaba diariamente.)

El domingo la visité y la vi tan lejana..tan desmejorada...tan diferente a aquella Reina del Ébano que fue..."siempre vestida de blanco, almidonada y compuesta...estaba La Reina Negra...un erguido lazo blanco adornaba su cabeza...collares de cuentas largas, al cuello le daban vueltas..."

Sin dientes...con sus pómulos recrecidos...sus ojos cerrados y muy abrigada para evitar el frío artificial intenso de su habitación...pero aún en su estado actual; en silencio y sin las conversaciones locuaces que la distinguían. ..se veía como La Reina De Ébano que siempre fue...y a pesar de su silencio gutural, cuando llegó el momento de mi partida y le pedí su bendición y le di un beso, me lo reciprocó y con un murmullo muy audible me contestó: Dios Te Bendiga.

NOTA - Originalmente publicado en Facebook el 17 de diciembre de 2013

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