jueves, 17 de abril de 2014

Renovación o la agonía de la burocracia


Hoy acudí al Departamento de Transportación Y Obras Públicas para iniciar el proceso de la renovación de mi licencia de conducir. Juro que pensé que tenía todo preparado y que no iba a tener ningún contratiempo, pero nada más lejos de la verdad...después de haber salido de mi casa y en ruta hacia Rio Piedras, mi nieto me dijo que si llevaba conmigo copia de los recibos de luz y agua de mi casa...tuve que regresar para buscarlos y volvimos hacia nuestra misión.
 
Llegamos a la Ciudad Universitaria, la que al presente parece un antro: calles rotas, basura por doquier, establecimientos cerrados, muchos con letreros de se vende o se alquila...pero ciertamente parece una ciudad fantasma. Fuimos a un estacionamiento privado, obtuvimos el correspondiente boleto y caminamos hacia el centro de renovación, conocido ahora como CESCO...pero antes de llegar tuvimos que sortear diversos mercaderes de los servicios de renovaciones que casi nos arrastraban a los tugurios donde operan para "servirte servicios médicos, de abogados, ventas de sellos y la cumplimentación del formulario requerido.

Mi nieto yo sorteamos diversos suplidores de servicios y entramos a uno en la Avenida Ponce De León que nos pareció más tranquilo...allí una "joven aparentemente bien dotada de manera artificial, nos atendió y luego de un proceso bastante rutinario para ella nos refirió a la oficina de la doctora que
apareció en escena, en chancletas, con un blazer que aparentaba tener como doscientos años y casi sin mirarme comenzó a vaciar información en el formulario y ya casi terminando Y sin haberme mirado previamente a la cara, al levantar su vista me inquirió: ¿por qué no me dijo que usa espejuelos?...aunque me dieron deseos de mandarla más allá del carajo...sólo me limite a contestarle...usted no me miró ni me preguntó. La mirada que me dio no fue de buenos amigos, pero firmo los papeles, le pague treinta y cinco dólares (que incluían todos los servicios prestados) salí de allí, cruce la calle y llegué hasta CESCO...

Aquello estaba lleno...sólo siete empleados para atender al público. Como un autómata me coloqué en una fila en la recepción, donde un empleado de apariencia metro-sexual, dirigía, contestaba, atendía o gritaba a todo pulmón a las personas que acudían a él; allí también había un guardia de seguridad que se parecía al famoso luchador Abdullah The Butcher, con un uniforme azul y blanco, con muchas cadenas prendas y " bling bling" como las de los raperos, ¡ah! y con unos pantalones amarrados más abajo de su protuberancia adiposa y por cierto, con una camisa que en su manga izquierda tenía un parche de tela que decía: "Jehová es mi pastor..." fue ese guardia quien me instruyó para que escribiese mi nombre en una lista que tenía y luego de hacerlo me explicó que el me avisaría...

Una hora y media más tarde me llamaron y cuando el empleado que me atendió me indicó lo siguiente:
1-tiene la licencia que va a renovar------sí, aquí está
2-tiene copias de los certificados de luz y agua-----si aquí está
3-tiene su tarjeta de seguro social----si aquí está
4-tiene el pasaporte o certificado de nacimiento---no no los tengo aquí, pero tengo la tarjeta electoral----no le sirve
5-tengo mi tarjeta de identificación con foto de mi empleo---no, no le sirve.

Entonces le comento, mira: yo tengo licencia de conducir desde 1964 y siempre la he renovado cuando me corresponde y si ustedes revisan en sus registros, esos mismos que estás mirando, verás que soy el mismo; que tengo más de 65 años de edad, mi licencia q6e voy a renovar la expidieron ustedes y soy el mismo que viste y calza....pero o me trae el certificado de nacimiento, o su pasaporte, o no podrá renovar...consígalo y regrese directamente donde mi, sin hacer turno, por supuesto antes de las cuatro dela tarde y yo le renovaré, si no, tendrá fue regresar pasado mañana, porque mañana es feriado y no trabajamos...

Y como decía Rafael Hernández, El Jibarito, salí de lugar: diciendo así, llorando así. .."sea la...el monstro de la burocracia nos arropa y el gobierno de Puerto Rico, particularmente en Obras Publicas y me imagino que será lo mismo en otras Agencias, sigue igual como desde la época de Muñoz Marín, de Sanchez Vilella, de Luis Ferre, de Hernández Colon y Romero Barceló, así como de la época de Roselló, Sila Calderón, Aníbal Acevedo Vila, Luis Fortuño y ahora Alejandro García...---
al final...la vida sigue igual...

Y regresé a mi casa, recogí los documentos que me pidieron, volví a CESCO...esperé una hora para que el técnico me atendiera y otra hora para retratarme y treinta minutos adicionales para que me entregaran la licencia, la que expidieron hasta el año 2019...si estoy vivo y/o, si continuo conduciendo vehículos de motor...

NOTA: Originalmente publicado y escrito en Facebook el 18 de noviembre de 2013

No hay comentarios.:

Publicar un comentario