miércoles, 2 de agosto de 2017

Absalón

Hoy, 23 de marzo de 2014, estaba junto a mi esposa frente al mar de Loíza, en Punta del Atlántico, mirando a los pelícanos elevarse y entrar en picada hacia el mar para capturar y tragar a sus respectivas presas. Eran peces que esas aves observaban desde el aire y capturaban, los engullían y se volvían a elevar para repetir su rutina. Pudimos contar más de 25 pelícanos que en sucesión hacían lo mismo y aparentaban estar en competencia entre ellos, para ver quien capturaba e ingería mas peces.

Era un espectáculo único en un día resplandeciente que en lugar de indicar que se inició la primavera, parecía que estábamos en pleno verano.

Le comenté a mi esposa que ese espectáculo de aves y peces confirmaba la teoría de Darwin: sobre la supervivencia de los más aptos.

Complementaba el paisaje una serie de individuos conduciendo sus motoras acuáticas (los conocidos jet sky) que le daban colorido adicional al paisaje de aves, peces, vientos, agua, sol, arena y el día típico de playa, que disfrutaban muchas familias y desfile de muchachas en trusas de baño que dejaban muy poco a la imaginación... En eso pensamos nosotros, cuando de repente se nos acercó un chico como de 8 años, vestido con un pantalón mahón, sin camisa, y denotaba que había estado en el agua...

Mi mujer, intrigada y sociable como siempre, le inquirió al muchachito si estaba sólo, pero él respondió que no... Dijo que vino y andaba con un grupo de feligreses de su iglesia a los cuales su Pastor, como premio por haber asistido a la Escuela Bíblica, los trajo en la guagua del templo a la playa,  y aunque por razones lógicas, ninguno de ellos tenía trusa o trajes de baños. Pero el Pastor les dio permiso para que entraran al agua. Fue así como vimos a un grupo de hombres y mujeres en largas faldas, entrar al agua y nadar, correr, brincar, lanzarse arena, reír y divertirse...El Pastor les hizo el día. 

Y mi esposa le preguntó al muchacho si habían traído agua para beber o entremeses (picadera), a lo que Absalón, como se llamaba el chico, le dijo que no. Entonces ella le regaló un padrino de Pepsi y otro de 7-Up, le ofreció varios vasos con hielo, a pesar que los refrescos estaban fríos, y le regaló también algunos sobre de los llamados "snacks" (papitas, chicharrones y doritos), y Absalon le dio las gracias y se fue a compartir con sus hermanos...y éstos y su Pastor nos hicieron gestos de agradecimiento, y redoblaron sus goces en el agua y la arena del mar de Loíza.

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